Jueves Santo

La última cena fue una cena pascual
La última cena de Jesús con los discípulos supone todo el ceremonial de la cena pascual judía, que a su vez supera y llena de un nuevo contenido. En el relato de Mc 14,18-21.22 (cfr Mt 26,21-25.26), se indica que Jesús partió el pan en el transcurso de la comida. La cena pascual era la única comida familiar del año en la que precedía un plato (Mc 14,20) a la fracción del pan. Jesús y sus discípulos bebieron vino en la última cena (Mc 14,23.25 par) lo cual era propio de algunas celebraciones solemnes como la fiesta de Pascua.
Gestos de Jesús en esa noche
La comunidad Pascual. Jesús se reúne con los apóstoles formando una comunidad o grupo pascual. Este gesto ilumina la celebración-memorial que durante los siglos sigue realizando la Iglesia cuando celebra el sacramento pascual en cualquier tiempo o lugar.
Lavatorio de los pies (Jn 13) Es más que un gesto de humildad y servicio. Es un signo que anticipa de alguna manera el acontecimiento de la cruz como expresión del don de la vida de Jesús por la humanidad. Por la reacción de Pedro, expresada en las palabras tú no me lavarás los pies jamás, nos percatamos de la novedad del gesto, de lo incomprensible del mismo para Pedro. Incluso en cierto sentido le resultaba desconcertante y escandaloso. Todo esto nos permite alcanzar su sentido: estar siempre dispuestos al don de la vida por los demás.
Institución de la Eucaristía. Jesús toma un pan en sus manos y realiza un gesto inesperado y sorprendente para los discípulos. Eso que tiene en las manos, será él mismo en cuanto que se entrega a la muerte por la humanidad. Y lo mismo hace con la copa. Este gesto desborda el ceremonial judío en cuanto al sentido del pan y de la copa. Es el gesto más importante de los realizados por Jesús en esta noche. Con él establece el marco que ha de llenarse con el acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección.
Jesús decide no comer ni beber aquella noche. Estamos tan acostumbrados a pensar que Jesús comió y bebió, que también nos sorprende a nosotros, como también sorprendió a los apóstoles. Esta decisión está relacionada íntimamente con la misión de Jesús. Israel corre el peligro de cerrarse a la revelación de Dios en Jesús y de rechazar a su Mesías verdadero y, con ello, anular el sentido histórico de su misión. Pronto, Dios va a intervenir definitivamente en la historia, luego es necesario abrirse a su oferta. Este es el sentido auténtico del ayuno pascual de Jesús.
Palabras de Jesús en la última cena
En toda celebración pascual hay una hagadá (homilía-explicación) en la que se recordaban los motivos por los que se celebraban la fiesta y se instruía a todos. Jesús también realizó su propia hagadá pascual. El punto de referencia es Jn 13-17. En el las palabras de Jesús tratan de descubrir el sentido de todo lo que sucedió en el Cenáculo y los acontecimientos posteriores.Revelación del Padre (Jn 14, 1-14 y 21-24): «El que me ve a mi ve al Padre…» En el clima de la última cena, Jesús quiso revelarnos definitivamente al Padre que nos ama y que ama a todos los hombres, porque por ellos envió a su propio Hijo.
Revelación del Espíritu Santo (Jn 14, 16-17; 14,26; 15,26-27; 16,7-11; 16,12-15.
El Paracletós-Espíritu Santo será enviado, como un don por el Padre a petición y ruegos de Jesús. Estará con la comunidad de los discípulos para garantizar la comunión y habitar en cada uno de sus miembros. Vendrá a enseñar, es decir, a interiorizar las palabras de Jesús. Será también testigo y acompañará el testimonio de los discípulos hasta el martirio, si fuera necesario.
Revelación de la realidad de la Iglesia. Fundamentalmente Jesus nos revela tres aspectos:
La Iglesia en sí misma. Es como una cepa (Jesús) y sus sarmientos (discípulos) : una realidad viva de la que Él es el centro vitalizador y de cohesión. En este marco se encuadra el mandamiento del amor fraterno. EL pensamiento central es que este amor es causa de la unidad, signo ante el mundo y empuje a dar la vida por el otro si fuera necesario.
La Iglesia frente al mundo. Correrá la misma suerte que la que recorrió él. Será perseguida hasta el martirio. Para cumplir esta misión recibe el don del Espíritu.
La Iglesia es una comunidad viva unida y enviada en misión. Es necesario permanecer unidos en la revelación del Nombre del Padre, en la participación de la Gloria y en la escucha de la Palabra, traducida en el amor fraterno, para que el mundo crea y conozca que Jesús es el verdadero enviado del Padre y el único Salvador de la humanidad.
Fuente: Homilía del Padre Jose Antonio OP del Blog Contemplar y Proclamar
Imagen: sevilla.abc.es
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